Llegó hace ya casi 11 años, en un mes de octubre no muy diferente al de hoy. Frío y nublado.
Esta pequeña nació en Cuernavaca, de padres con pedigree, cuando entré en esa habitación buscando a otro integrante de la familia, buscábamos un integrante facil de entrenar y que fuera difícil de sorprender.
Observé en el fondo de la habitación una pequeña delgadita que timidamente se veía frente al espejo, se veía dócil y cariñosa. Inmediatamente nos decidimos por ella.
Aquiles a quien siempre estaré agradecida me la entregó y la llevé en brazos en la parte trasera del auto, junto a mi Sistercita y mi Sistersandwich.
Gracias a Paola, conocimos a Paul quien nos daría toda una cátedra de como recibir y críar a esta pequeña antes de que llegara a sus clases.
Cuado Paul la conoció y Cami ya se había apoderado de esta su casa, le sorprendió lo buena cuidadora que era, lo bien que defendía a su territorio y a nosotros su familia.
Claro, no faltó los momentos de aprendizaje, la popò por aquí, las macetas destruidas por allá. Era el primer Pastor Alemán, o perro grande de la familia, la raza soñada por mi Papà y para nosotros nuestra primera experiencia con una amiga protectora. Nunca negaré que me daba miedo en un principio, pues crecía rápidamente.
Tán rápido como se habituó nos organizamos para llevarla a la escuela, sus sesiones eran en el Ajusco con lo cual se convertía en toda excursión familiar, arreglar el perro, un sandwich, jugo... y todos a la escuela.
Ahí corría convivía con otros perros, aprendía el "camina", "alto", "quieta", "abajo", aunque también sufría con sus mareos, pues nunca se acostumbró al ir y venir del auto.
Su juguete preferido fue un pollo de hule el cual simpàticamente agarraba por el cuello y aventaba, iba y venía por todo el patio corriendo tras su pollo.
Año y medio después llegó su inseparable Perla, una labrador que fue su complice, tapadera, chivo expiatorio pero sobre todo, fue su compañia de día y noche.
Camila siempre fue un ejemplo de Diva, una perra que se sabía hermosa pero que además gustaba escuchar que era hermosa, caminaba altiva con su correa y su collar. Pero cuidado con los peatones, porque se tenían que cuidar ya que además de Diva era la perfecta mamá que nos cuidaba a nosotras sus hijitas.
Era la clásica niña a la que le comprabas el Kong más exhuberante y caro y se entretenia jugando con el empaque. Aquella a la que le buscabas una cama perfecta, reforzada, con el mejor relleno y que sinembargo lo despreciaba y se tiraba en su lugar preferido, bajo la mesa en el piso, junto a Perla.
La primera en anunciar la visita, aùn antes que el timbre, la ùltima en separarse de la puerta cuando te ibas y la cerrabas tras de tí.
La que comía en su plato, pero la que también reprendía a Perla en sus juegos e incluso la que habilmente se las ingeniaba para que las travesuras las pagara Perla y no ella.
Esa era Camila, hermosa Camila que hoy nos dejó y que tanto Perla como yo ya extrañaremos desde esta mañana.
Y aún así no dejo de verse hermosa con ese moño blanco que le pusieron para despedirla... Ila Licka ia Camila habibati...
Grandes palabras, de una gran persona, que demuestra cuanto quiso a Camila, que hoy sigue cuidando a sus hijas, pero ahora desde un lugar más grande y que puede estar en todo momento.
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